Isabel pensaba pasar un agradable día en el Parque de San Amaro acompañada de su hijo y su sobrina. Todo se chafó al llegar a la zona donde se encuentran los ciervos y ver la tristeza que tenían esos animales y el estado en que se encuentran debido a la gran falta de espacio, etc. Los pequeños no paraban de hacer preguntas: “¿por qué están tan triste los ciervos?”, “¿que han hecho para estar ahí encerrados?”, “¿por qué no se mueven?”, “¿por qué están tan delgados algunos?…"
Ante la impotencia de no saber ni que contestar, lo primero que hizo Isabel, después de tirarles unas fotos con el móvil, es marcharse del lugar cuanto antes.
Según me comenta Isabel su intención es poner todo lo que ha visto en conocimiento de la consejería de Sanidad Animal, y de quién haga falta, para que se lleven a los ciervos a un sitio donde puedan vivir dignamente. No es justo que ningún niño ni mayor tenga que pasar ese mal rato viendo a esos pobres animales, y lo más importante, que esos ciervos lleven esa vida.
